Pobreza en San Juan de Lurigancho

San Juan de Lurigancho tiene altos índices de pobreza

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Poco o nada importan las boyantes cifras de la economía peruana (8.8% al cierre del 2010) cuando la pequeña Virginia, de cinco años, apenas tiene para comer. En su vivienda de calaminas, plásticos y triplay en el asentamiento humano de Canta Gallo (Rímac) , espera que su madre, del mismo nombre, le prepare un caldo a base de patas y cabezas de cinco patos.
Johanna Nores.

Es cerca del mediodía y el panorama es el mismo de siempre. Virginia García mamá vende por las mañanas artesanías procedentes de Pucallpa, su tierra natal, y de regreso a casa debe atravesar el arenal que sostiene débilmente las precarias viviendas de alrededor de 120 familias que conforman el asentamiento, el único silo que simula un palafito selvático, desmontes de piedras y basura.
Una vez en su domicilio –un cuarto que no pasa los 20 metros cuadrados–, obtiene agua no potable de un pilón en mal estado, se recuesta unos segundos en uno de los dos colchones que soporta los cuerpos de los cinco miembros de su familia y espera, resignada, la noche con la energía eléctrica que no vendrá. Eso sucede a menos de quince minutos del Palacio de Gobierno.

Cero en oportunidades

Desde que se creó Canta Gallo en el 2001, las cosas no han cambiado. Allí, sus habitantes no cuentan con títulos de propiedad, ni veredas, tampoco pistas asfaltadas, ni servicios básicos, y mucho menos áreas verdes para que los pequeños como Virginia puedan disfrutar de una vida saludable y recreativa.

¡Qué irónico! El Producto Bruto Interno del país creció significativamente el año pasado y en años anteriores, lo cual permite crear mejores condiciones de vida para la población, pero sus efectos no llegan. No sorprende entonces que el Banco Mundial (BM) ubique al Perú en el tercio inferior de los países de la región si de garantizar las mismas oportunidades para todos se trata.
Posición que se halla por encima de países de Centroamérica, tales como Guatemala, El Salvador y Honduras, y muy por debajo de Chile (se halla en el primer puesto de los 17 países de la región que participan en el ranking).

Es decir, si un niño nace en un ambiente de pobreza, probablemente su futuro sea el mismo. Así como ocurrió con la familia Santillán, en Jicamarca, San Juan de Lurigancho.
En una vivienda de Bolognesi, o conocido también como el anexo 22, María Isidro, de 60 años, vive allí con sus dos hijas. La mayor, Clarissa Santillán (24), desde que tiene uso de razón, no ha visto a su alrededor más que miseria y carencias. Ella hoy tiene dos niños que van a la escuela. Teme que su misma historia se repita con ellos.

Situaciones como estas se repiten en más de 67 mil habitantes de este populoso distrito. O vale decir, el equivalente a un estadio y medio de personas que sufren por lo menos dos tipos de carencias, entre ellas, viviendas en condiciones inadecuadas, sin desagüe o con características de hacinamiento, lo que hace de este el distrito que posee la población con más altos índices de pobreza estructural (según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística e Informática al 2009).

Ni qué decir de la pobreza monetaria. Son alrededor de 260 mil personas que no cuentan con dinero para costear su canasta básica familiar, y junto a Comas y Villa El Salvador el número bordea el medio millón de limeños que se hallan en las mismas condiciones.
En contraste, como todo en la vida, el país es ante los ojos del empresario extranjero un buen lugar para invertir. El BM revela que el Perú se ubica en el tercio superior del ranking Haciendo Negocios (Doing Business). Esta vez por encima del vecino sureño.

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